Sí, lo sé…. ser dueña de tu vida es algo que todas querríamos conseguir, pero lo cierto es que emprender no es fácil…

Sobre todo si vas probando por aquí y por allí y después de emplear demasiadas horas te das cuenta de que estás trabajando más que antes.

Empiezas con mucha ilusión, inviertes en formación, vas a talleres, muchas abren su canal de Instagram, pero pasa el tiempo y nada de lo que habías esperado…. Nadie se percata de tu existencia y te bloqueas.

Te entra el bajón y quieres mandarlo todo al carajo…. Empiezas a sentirte insegura de si sirves para esto o si debes de abandonar ahora y volver a resignarte con tu vida de antes… Algo que ocurre a 9 de cada 10 emprendedores antes de llegar al año de emprendimiento…

Cuando lancé mi primer negocio, yo misma caí en el error de pensar que sí sabía mucho de mi materia, entonces era fácil abrir mi negocio y así las personas conocerían mi talento y me contratarían antes o después. Lo cierto era que desconocía absolutamente todo el engranaje que hay detrás de los negocios que facturan las 6 y las 7 cifras y tras varios años probando estoy y aquello, me di cuenta que no iba a ser fácil llegar a alcanzar el nivel de profesionalización que yo quería.

Afortunadamente estaba trabajando por cuenta ajena y lo veía como un experimento que quería probar. Este experimento retrasó la decisión de dejar mi trabajo más de 5 años, hasta que me di cuenta que tenía que ponerme en manos de alguien que ya estuviera donde yo quería estar y así lo hice. Un año después ya había igualado mi salario como directora de marketing y comunicación de la empresa multinacional donde llevaba más de 14 años.

Ojalá hubiera tomado la decisión antes.

Hay un mundo desconocido que nadie te cuenta y que debes de conocer.